miércoles, 24 de junio de 2009

Alas de Fuego, segundo capítulo

Este nuevo capítulo empieza con Ahriel hablando con la reina Marla. No hay mucho que sacar de esa corta conversación, a decir verdad, excepto que el resultado es que nuestro ángel protagonista baje a las mazmorras para ver cómo va el capitán Kab con el joven bardo, Kendal. ¿¡Y adivinar qué!? Pues que esto es lo que escuchamos decir al joven Kendal: ¡Yo te vi! Saliste tras el conde aquella noche. ¡Eres un asesino!

Ja-ja-ja. Eso es lo que pensaría yo si fuera Ahriel. Me reiría por no llorar. Pero claro, es que Ahriel es un ángel(por si alguien todavía no se había percatado de ello). Y cómo los ángeles son la bomba y no se dejan llevar por nada, pues ella sigue escuchando, a lo que entonces descubrimos por parte del amable capitán que se toma la molesta de quitarnos cualquier duda que todavía nos quedase: Sí, es cierto, pero nadie va a saberlo, ¿y sabes por qué? Porque nadie va a creerte, chico. Y en la prisión de Gorlian a nadie le importa un conde más o un conde menos. Así que te conviene colaborar, o de lo contrario… Y es cuando Ahriel abre la puerta. Chavalote, te han pillado de todas todas, pensé. Tan inteligente que era el señor capitán… aunque también es verdad que de Ahriel nadie se escapa. La de presos que habrá enviado a Gorlian nuestra ángel. Por eso, si no os las queréis ver con Ahriel, no seáis criminales o matéis condes, como ya dije en el capítulo anterior. No lo pasaréis muy bien cuando la espada de Ahriel os esté rozando el cuello.

Pero en fin, que Ahriel entra y ¡sorpresa! te han pillado señor capitán. De modo que Ahriel deja escapar a Kendal, como buen ángel que es ella, (qué menos, pobre chico el susto que le han dado ese día. No todos los días te acusan de un asesinato que encima no has cometido y te meten a una celda amenazándote de enviarte a una prisión de la que nadie ha escapado. O al menos eso no aparece en mí día a día. ¿En el de alguien de aquí si?) y encierra a Kab en la celda en la que antes se había encontrado el bardo.

Mientras va subiendo las escaleras Ahriel se da cuenta de indicios que le deberían haber llevado a sospechar de Kab, pero piensa que lo bueno es que ha podido cazar a tiempo al real culpable.
Cuando Ahriel se presenta ante Marla de nuevo encontramos a la reina haciendo uno de sus hobbies, mirar bolas de cristal. No sé, pasa tiempos de reinas supongo. Aunque si tienen tiempo para mirar bolas de cristal cuando tienen que llevar un reino entero y encima están en peligro de entrar en guerra… aunque claro, no todas las reinas tienen un ángel que haga todas las tareas por ellas. Por no decir que ninguna excepto Marla. Pero a lo que íbamos, que Ahriel le cuenta a Marla que ha descubierto al verdadero culpable y cuando se lo cuenta, Marla se nos queda pálida. Para bajar un poquito (o animarla) la sorpresa, dice que necesita una copa de vino. (Espera, ¿vino? ¿Marla no tenía diecisiete años? ¿Qué hace una menor bebiendo vino? [Aunque en España lo dices ahora y se echan a reír, ya que la generación de ahora es muy guay y bebe antes de tiempo] Bueno, quizá es que en Karishia las reinas tienen derecho a beber tengan la edad que tengan. O, lo más probable, es que se pueda beber a una más temprana edad. La cantidad de gente que sería feliz en Karishia si fuera de ese modo) Le ofrece también una copa a Ahriel, y ella acepta mientras le cuenta con más calma a la reina el cómo ha sido lo de Kab.
Lo que me dio mal rollo es cuando, mientras están hablando, nos dicen en el libro que Marla está mirando muy, muy atentamente a Ahriel. ¿¡Qué le pasa!? ¿¡Le sienta mal el vino antes de la edad normal!? ¿¡Está en shock!? Y entonces coge la chiquilla y suelta: Lo siento, Ahriel.
Vale. Un par de segundos para seguir respirando, por favor. Pero esperar, porque cuando ya habéis encontrado esos dos segundos, Ahriel exclama: ¡El vino!

¡¿El vino!? ¿¡Qué pasa con el vino!? ¿¡Los ángeles no pueden tomar vino!? ¿¡Ha cometido un pecado!? (Igual va contra las normas angélicas, no me miréis mal, en estos momentos saqué como treinta posibilidades en un momento…) Creo que fue uno de los momentos que más confusa estuve, entre el suspense, la detención del capitán Kab y los ojos de Marla como dos bolas de billar mirando a Ahriel sin perderse detalle mientras el ángel suelta algo sobre el vino, ¿cómo demonios quiere Laura que nos venga un pensamiento coherente a nuestras sometidas mentes…?

Ahriel pega un bote de su silla, confirmándonos que algo malo pasa con el vino, ya que las piernas le fallan y el ángel acaba en el suelo. Y es cuando la niña dice: Ha tardado en hacerte efecto. Aunque sé que los ángeles sois físicamente más fuertes que nosotros, los humanos.
Hala. ¿Pero qué está pasando aquí? Eso es prácticamente lo que pregunta Ahriel, a lo que la reina responde: ¿Sabes lo que significa eso? Sabes demasiado, Ahriel. Hasta ahora me has sido de mucha utilidad: los otros reinos me temen porque tengo un ángel como guarda personal. Pero se me ocurre que puedo emplearte de otra manera. Diré que te he enviado a Saria. Cuando el pueblo vea que no regresas, les haré creer que los traidores sarianos te tienen prisionera. Es una excusa perfecta para comenzar una guerra, ¿no te parece? Mejor lo de ese estúpido conde. Algo así como: no nos detendremos hasta que nos devuelvan a nuestro ángel. Todos los karishanos estarán encantados de acudir al rescate. Y los otros reinos temerán enfrentarse a mí, por si a los otros ángeles se les ocurre venir a vengar a su guerrera.

¡Vaya tela con la niña! Eso fue lo que pensé al leer lo que tenía planeado la simpática (sí, dicho con sarcasmo y tirria. Simpática. Pf!) reina. La pobre Ahriel, que ya no sabe ni cuantos dedos hay en la mano de una persona (porque supongo que los ángeles no tendrán más o menos dedos que nosotros… al fin y al cabo, lo único que cambia es que tienen alas, son mucho más razonables que nosotros, y más guapos e imponentes. Vamos, lo que te encuentras cada día por la calle, a fin de cuentas) vuelve a preguntarle la razón de aquello a su reina, y esta sigue con su sermón vengativo mientras Ahriel se nos medio muere en el suelo, esta vez la reina se inclina frente a ella y mirando a su ángel a los ojos sigue hablando: Podrías haberte quedado a mi lado, mi ángel. Pero nunca te gustó la idea de un imperio por la fuerza, no, tú siempre hablando de ese maldito equilibrio... ¡sin darte cuenta de que ésta es la única manera de hacer las cosas! Mi ingenuo padre creía en la paz entre reinos... cuando todos los otros reyes estaban desean­do aplastarlo para añadir las tierras de Karish a las suyas propias. Pues bien, ya es hora de hacer las cosas de otra manera. Venceremos a Saria con la ayuda de los otros reinos. Y cuando Saria caiga... caerán los demás.

Sigo asombrada con la cría. Si hasta parecía cuerda y todo al principio del libro… pero bueno, ya nos demuestra que no. Está más chalada que una cabra sin cuernos.

Entonces, estando ahí, medio delirante en el suelo, Ahriel se da cuenta de todo el engaño de su reina y protegida, de que las advertencias de Kendal no iban por Kab, sino por Marla.
Antes de que Ahriel caiga inconsciente, Marla dice que liberará a Kab de las mazmorras y capturará al bardo (el pobre se las lleva todas. Que habrá hecho el chaval para meterse en algo así) ya que sabe demasiado, igual que el ángel que yace en esos momentos en el suelo.

Cuando Ahriel abre los ojos de nuevo, se encuentra en una celda nada agradable, llena de oscuridad y humedad.

Los recuerdos de lo ocurrido vuelven a su mente, y Ahriel comienza a pensar sobre todo. Se repatea a sí misma por haberle fallado a Marla, (pensamiento interno: já. Ingenua Ahriel, ingenua. Ella te ha fallado a ti, no tú a ella. Pero aquí podemos comprobar un aspecto más de los ángeles, al parecer: se echan a sí mismos la culpa de lo que no la tienen. Pobre Ahriel.)
Pensando y pensando se da cuenta de que no puede enfrentarse a Marla aunque quisiera, ya que había hecho un juramento. Tampoco puede volver con los suyos, ya que no podría explicar el fracaso de su misión.

Ahriel se pasa las horas en su celda, pensando sobre todo, y se da cuenta de que no sabe qué hacer, algo a lo que no está acostumbrada. Entre cosa y cosa, Ahriel decide entrar en trance (espera… ¿en trance? ¿los ángeles entran en trance? ¿eso no lo podían hacer los abuelitos que se habían pasado la vida hablando de la paz interior y conseguían flotar sentados? Pues se ve que no, el trance para los ángeles también existe, y además, según esto, ayuda a encontrar respuesta. Ahora, ya 100% seguro: ser un ángel es un chollo. Hay de todo) para encontrar algunas respuestas a la situación. Pasa mucho rato de esa manera, hasta que alguien entra en la celda (¡tan tan! –musiquita de emoción-).

Y, ¡sorpresita! ¡pero si es el capitán Kab! (dicho así hasta suena heroico y todo, de tebeo) y además, no viene solo. Viene acompañado de una figura oscura, pero como Ahriel está tan derrotada, ni siquiera encuentra fuerzas para alzar la cabeza (pensamiento interno –sí, otra vez- ¡vamos Ahrieeel! ¿dónde ha quedado todo el orgullo y el resplandor de los ángeles? –probablemente, en la copa de vino diría yo. Pero da igual, si alguna vez se os presenta una situación así –difícil lo veo, pero quien sabe- intentar ser positivos y animar al ángel destruido –al no ser que el ángel seáis vosotros… entonces ser positivos, y si nadie os anima… animaros por dentro, al menos algo hará-)

El desconocido termina tocando las alas de Ahriel, y ella, que no deja que nadie y menos un humano, toque sus alas, quiere hablar, moverse, pero no puede. (Hay que ver lo que les provoca el vino a los ángeles. Aunque el vino llevase una poción y es la que realmente ha causado esto, da igual. Nos ataremos a la cosa del vino, queda mejor) Y entonces, Ahriel siente algo frío y viscoso se mueve entre sus alas, y entonces oye un siseo. Es una serpiente, y se está enroscando alrededor de sus alas (pues vamos buenos…). Ahriel percibe que no es una serpiente normal y corriente, sino que tiene algo extraño en ella. Nuestro ángel puede sentir que rebosa de odio y maldad, y siente que aquella se iba transmitiendo a cada fibra de su ser (¿Entonces ahora Ahriel se convierte en alguien diabólico? Hay que ver con las serpientes, ahora ya ni muerden. Directamente te convierten en demonio).

A fin de cuentas, que Ahriel queda con las alas inmovilizadas. Nada peor para un ángel: no poder volar. Y eso lo que exactamente parece haberle ocurrido a Ahriel (y pensar que horas antes estaba en todo su resplandor por el reino. Ahí tenéis otro ejemplo de cómo pueden llegar a cambiar las cosas en un segundo, y Laura nos lo demuestra con pelos y señales). Y además, según nos cuenta nuestro ángel, aquella serpiente (ahora convertida en algo rígido y frío) dolía enormemente. Con estas cosas, podemos fácilmente llegar a la conclusión de que hoy no es el mejor día de Ahriel.

Pensando, Ahriel cae en la cuenta de que Marla debe de haber caído en una secta perversa de nigromantes y magia oscura, y habían corrompido su alma, bla, bla, bla… A estas alturas comencé a dudar de si aquellos eran los pensamientos reales de Ahriel, o todavía seguía influenciada por el vino.

Desesperada, Ahriel intenta por todos los medios quitarse aquella cosa de las alas, pero comprende que sólo la misma magia oscura que lo ha puesto allí, conseguirá retirarlo. Agotada, nuestro ángel comprende con tormento una cosa, que es peor que matar un ángel: que no pueda volar nunca más. Y esto, precisamente, es lo que le ha pasado al resplandeciente ángel de la reina (y traidora, dicho con tirria de nuevo) Marla.

Estando como está, Ahriel pierde la conciencia, razón por la cual no se da cuenta de que horas más tarde alguien entraba para sacarla de allí.
¿¡Sacarla!? ¿Se llevan a Ahriel? ¿Dónde? ¿A un sitio mejor? (já…) ¿A otra celda? ¿¡O quizá la liberan!?
Tendremos que averiguarlo en el siguiente capítulo :).


Después de un tiempo, como ya dije, volvemos al ataque, y aquí estoy, dándole cizaña a esta fantástica historia que Laura nos sirve en bandeja.

También, aprovecho para anunciar de que, ya que el blog ha estado parado, necesitamos al menos un par de personas más en el equipo de CDLG, de modo que ¡animaros y enviar vuestros emails a cronicasdelauragallego@gmail.com, os estamos esperando!
¡Sin más, espero que os haya gustado y nos vemos en el próximo capítulo!

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