viernes, 26 de junio de 2009

Buscamos, buscamos...

Y hoy me paso a dejar esta entrada para, una vez más, recordaros que seguimos buscando miembros para el equipo de Crónicas de Laura Gallego.
¿Que qué se necesita? Pues muy sencillo:

-Sobretodo, ¡que te guste Laura Gallego y sus libros!
-Que te guste comentar los libros con la gente.
-También, debes de disponer de tiempo libre para poder escribir tus comentarios.
-Y por último, ¡muchas ganas!

¡Animaros y enviar vuestros correos a: cronicasdelauragallego@gmail.com!
¡Os esperamos!

miércoles, 24 de junio de 2009

Alas de Fuego, segundo capítulo

Este nuevo capítulo empieza con Ahriel hablando con la reina Marla. No hay mucho que sacar de esa corta conversación, a decir verdad, excepto que el resultado es que nuestro ángel protagonista baje a las mazmorras para ver cómo va el capitán Kab con el joven bardo, Kendal. ¿¡Y adivinar qué!? Pues que esto es lo que escuchamos decir al joven Kendal: ¡Yo te vi! Saliste tras el conde aquella noche. ¡Eres un asesino!

Ja-ja-ja. Eso es lo que pensaría yo si fuera Ahriel. Me reiría por no llorar. Pero claro, es que Ahriel es un ángel(por si alguien todavía no se había percatado de ello). Y cómo los ángeles son la bomba y no se dejan llevar por nada, pues ella sigue escuchando, a lo que entonces descubrimos por parte del amable capitán que se toma la molesta de quitarnos cualquier duda que todavía nos quedase: Sí, es cierto, pero nadie va a saberlo, ¿y sabes por qué? Porque nadie va a creerte, chico. Y en la prisión de Gorlian a nadie le importa un conde más o un conde menos. Así que te conviene colaborar, o de lo contrario… Y es cuando Ahriel abre la puerta. Chavalote, te han pillado de todas todas, pensé. Tan inteligente que era el señor capitán… aunque también es verdad que de Ahriel nadie se escapa. La de presos que habrá enviado a Gorlian nuestra ángel. Por eso, si no os las queréis ver con Ahriel, no seáis criminales o matéis condes, como ya dije en el capítulo anterior. No lo pasaréis muy bien cuando la espada de Ahriel os esté rozando el cuello.

Pero en fin, que Ahriel entra y ¡sorpresa! te han pillado señor capitán. De modo que Ahriel deja escapar a Kendal, como buen ángel que es ella, (qué menos, pobre chico el susto que le han dado ese día. No todos los días te acusan de un asesinato que encima no has cometido y te meten a una celda amenazándote de enviarte a una prisión de la que nadie ha escapado. O al menos eso no aparece en mí día a día. ¿En el de alguien de aquí si?) y encierra a Kab en la celda en la que antes se había encontrado el bardo.

Mientras va subiendo las escaleras Ahriel se da cuenta de indicios que le deberían haber llevado a sospechar de Kab, pero piensa que lo bueno es que ha podido cazar a tiempo al real culpable.
Cuando Ahriel se presenta ante Marla de nuevo encontramos a la reina haciendo uno de sus hobbies, mirar bolas de cristal. No sé, pasa tiempos de reinas supongo. Aunque si tienen tiempo para mirar bolas de cristal cuando tienen que llevar un reino entero y encima están en peligro de entrar en guerra… aunque claro, no todas las reinas tienen un ángel que haga todas las tareas por ellas. Por no decir que ninguna excepto Marla. Pero a lo que íbamos, que Ahriel le cuenta a Marla que ha descubierto al verdadero culpable y cuando se lo cuenta, Marla se nos queda pálida. Para bajar un poquito (o animarla) la sorpresa, dice que necesita una copa de vino. (Espera, ¿vino? ¿Marla no tenía diecisiete años? ¿Qué hace una menor bebiendo vino? [Aunque en España lo dices ahora y se echan a reír, ya que la generación de ahora es muy guay y bebe antes de tiempo] Bueno, quizá es que en Karishia las reinas tienen derecho a beber tengan la edad que tengan. O, lo más probable, es que se pueda beber a una más temprana edad. La cantidad de gente que sería feliz en Karishia si fuera de ese modo) Le ofrece también una copa a Ahriel, y ella acepta mientras le cuenta con más calma a la reina el cómo ha sido lo de Kab.
Lo que me dio mal rollo es cuando, mientras están hablando, nos dicen en el libro que Marla está mirando muy, muy atentamente a Ahriel. ¿¡Qué le pasa!? ¿¡Le sienta mal el vino antes de la edad normal!? ¿¡Está en shock!? Y entonces coge la chiquilla y suelta: Lo siento, Ahriel.
Vale. Un par de segundos para seguir respirando, por favor. Pero esperar, porque cuando ya habéis encontrado esos dos segundos, Ahriel exclama: ¡El vino!

¡¿El vino!? ¿¡Qué pasa con el vino!? ¿¡Los ángeles no pueden tomar vino!? ¿¡Ha cometido un pecado!? (Igual va contra las normas angélicas, no me miréis mal, en estos momentos saqué como treinta posibilidades en un momento…) Creo que fue uno de los momentos que más confusa estuve, entre el suspense, la detención del capitán Kab y los ojos de Marla como dos bolas de billar mirando a Ahriel sin perderse detalle mientras el ángel suelta algo sobre el vino, ¿cómo demonios quiere Laura que nos venga un pensamiento coherente a nuestras sometidas mentes…?

Ahriel pega un bote de su silla, confirmándonos que algo malo pasa con el vino, ya que las piernas le fallan y el ángel acaba en el suelo. Y es cuando la niña dice: Ha tardado en hacerte efecto. Aunque sé que los ángeles sois físicamente más fuertes que nosotros, los humanos.
Hala. ¿Pero qué está pasando aquí? Eso es prácticamente lo que pregunta Ahriel, a lo que la reina responde: ¿Sabes lo que significa eso? Sabes demasiado, Ahriel. Hasta ahora me has sido de mucha utilidad: los otros reinos me temen porque tengo un ángel como guarda personal. Pero se me ocurre que puedo emplearte de otra manera. Diré que te he enviado a Saria. Cuando el pueblo vea que no regresas, les haré creer que los traidores sarianos te tienen prisionera. Es una excusa perfecta para comenzar una guerra, ¿no te parece? Mejor lo de ese estúpido conde. Algo así como: no nos detendremos hasta que nos devuelvan a nuestro ángel. Todos los karishanos estarán encantados de acudir al rescate. Y los otros reinos temerán enfrentarse a mí, por si a los otros ángeles se les ocurre venir a vengar a su guerrera.

¡Vaya tela con la niña! Eso fue lo que pensé al leer lo que tenía planeado la simpática (sí, dicho con sarcasmo y tirria. Simpática. Pf!) reina. La pobre Ahriel, que ya no sabe ni cuantos dedos hay en la mano de una persona (porque supongo que los ángeles no tendrán más o menos dedos que nosotros… al fin y al cabo, lo único que cambia es que tienen alas, son mucho más razonables que nosotros, y más guapos e imponentes. Vamos, lo que te encuentras cada día por la calle, a fin de cuentas) vuelve a preguntarle la razón de aquello a su reina, y esta sigue con su sermón vengativo mientras Ahriel se nos medio muere en el suelo, esta vez la reina se inclina frente a ella y mirando a su ángel a los ojos sigue hablando: Podrías haberte quedado a mi lado, mi ángel. Pero nunca te gustó la idea de un imperio por la fuerza, no, tú siempre hablando de ese maldito equilibrio... ¡sin darte cuenta de que ésta es la única manera de hacer las cosas! Mi ingenuo padre creía en la paz entre reinos... cuando todos los otros reyes estaban desean­do aplastarlo para añadir las tierras de Karish a las suyas propias. Pues bien, ya es hora de hacer las cosas de otra manera. Venceremos a Saria con la ayuda de los otros reinos. Y cuando Saria caiga... caerán los demás.

Sigo asombrada con la cría. Si hasta parecía cuerda y todo al principio del libro… pero bueno, ya nos demuestra que no. Está más chalada que una cabra sin cuernos.

Entonces, estando ahí, medio delirante en el suelo, Ahriel se da cuenta de todo el engaño de su reina y protegida, de que las advertencias de Kendal no iban por Kab, sino por Marla.
Antes de que Ahriel caiga inconsciente, Marla dice que liberará a Kab de las mazmorras y capturará al bardo (el pobre se las lleva todas. Que habrá hecho el chaval para meterse en algo así) ya que sabe demasiado, igual que el ángel que yace en esos momentos en el suelo.

Cuando Ahriel abre los ojos de nuevo, se encuentra en una celda nada agradable, llena de oscuridad y humedad.

Los recuerdos de lo ocurrido vuelven a su mente, y Ahriel comienza a pensar sobre todo. Se repatea a sí misma por haberle fallado a Marla, (pensamiento interno: já. Ingenua Ahriel, ingenua. Ella te ha fallado a ti, no tú a ella. Pero aquí podemos comprobar un aspecto más de los ángeles, al parecer: se echan a sí mismos la culpa de lo que no la tienen. Pobre Ahriel.)
Pensando y pensando se da cuenta de que no puede enfrentarse a Marla aunque quisiera, ya que había hecho un juramento. Tampoco puede volver con los suyos, ya que no podría explicar el fracaso de su misión.

Ahriel se pasa las horas en su celda, pensando sobre todo, y se da cuenta de que no sabe qué hacer, algo a lo que no está acostumbrada. Entre cosa y cosa, Ahriel decide entrar en trance (espera… ¿en trance? ¿los ángeles entran en trance? ¿eso no lo podían hacer los abuelitos que se habían pasado la vida hablando de la paz interior y conseguían flotar sentados? Pues se ve que no, el trance para los ángeles también existe, y además, según esto, ayuda a encontrar respuesta. Ahora, ya 100% seguro: ser un ángel es un chollo. Hay de todo) para encontrar algunas respuestas a la situación. Pasa mucho rato de esa manera, hasta que alguien entra en la celda (¡tan tan! –musiquita de emoción-).

Y, ¡sorpresita! ¡pero si es el capitán Kab! (dicho así hasta suena heroico y todo, de tebeo) y además, no viene solo. Viene acompañado de una figura oscura, pero como Ahriel está tan derrotada, ni siquiera encuentra fuerzas para alzar la cabeza (pensamiento interno –sí, otra vez- ¡vamos Ahrieeel! ¿dónde ha quedado todo el orgullo y el resplandor de los ángeles? –probablemente, en la copa de vino diría yo. Pero da igual, si alguna vez se os presenta una situación así –difícil lo veo, pero quien sabe- intentar ser positivos y animar al ángel destruido –al no ser que el ángel seáis vosotros… entonces ser positivos, y si nadie os anima… animaros por dentro, al menos algo hará-)

El desconocido termina tocando las alas de Ahriel, y ella, que no deja que nadie y menos un humano, toque sus alas, quiere hablar, moverse, pero no puede. (Hay que ver lo que les provoca el vino a los ángeles. Aunque el vino llevase una poción y es la que realmente ha causado esto, da igual. Nos ataremos a la cosa del vino, queda mejor) Y entonces, Ahriel siente algo frío y viscoso se mueve entre sus alas, y entonces oye un siseo. Es una serpiente, y se está enroscando alrededor de sus alas (pues vamos buenos…). Ahriel percibe que no es una serpiente normal y corriente, sino que tiene algo extraño en ella. Nuestro ángel puede sentir que rebosa de odio y maldad, y siente que aquella se iba transmitiendo a cada fibra de su ser (¿Entonces ahora Ahriel se convierte en alguien diabólico? Hay que ver con las serpientes, ahora ya ni muerden. Directamente te convierten en demonio).

A fin de cuentas, que Ahriel queda con las alas inmovilizadas. Nada peor para un ángel: no poder volar. Y eso lo que exactamente parece haberle ocurrido a Ahriel (y pensar que horas antes estaba en todo su resplandor por el reino. Ahí tenéis otro ejemplo de cómo pueden llegar a cambiar las cosas en un segundo, y Laura nos lo demuestra con pelos y señales). Y además, según nos cuenta nuestro ángel, aquella serpiente (ahora convertida en algo rígido y frío) dolía enormemente. Con estas cosas, podemos fácilmente llegar a la conclusión de que hoy no es el mejor día de Ahriel.

Pensando, Ahriel cae en la cuenta de que Marla debe de haber caído en una secta perversa de nigromantes y magia oscura, y habían corrompido su alma, bla, bla, bla… A estas alturas comencé a dudar de si aquellos eran los pensamientos reales de Ahriel, o todavía seguía influenciada por el vino.

Desesperada, Ahriel intenta por todos los medios quitarse aquella cosa de las alas, pero comprende que sólo la misma magia oscura que lo ha puesto allí, conseguirá retirarlo. Agotada, nuestro ángel comprende con tormento una cosa, que es peor que matar un ángel: que no pueda volar nunca más. Y esto, precisamente, es lo que le ha pasado al resplandeciente ángel de la reina (y traidora, dicho con tirria de nuevo) Marla.

Estando como está, Ahriel pierde la conciencia, razón por la cual no se da cuenta de que horas más tarde alguien entraba para sacarla de allí.
¿¡Sacarla!? ¿Se llevan a Ahriel? ¿Dónde? ¿A un sitio mejor? (já…) ¿A otra celda? ¿¡O quizá la liberan!?
Tendremos que averiguarlo en el siguiente capítulo :).


Después de un tiempo, como ya dije, volvemos al ataque, y aquí estoy, dándole cizaña a esta fantástica historia que Laura nos sirve en bandeja.

También, aprovecho para anunciar de que, ya que el blog ha estado parado, necesitamos al menos un par de personas más en el equipo de CDLG, de modo que ¡animaros y enviar vuestros emails a cronicasdelauragallego@gmail.com, os estamos esperando!
¡Sin más, espero que os haya gustado y nos vemos en el próximo capítulo!

martes, 16 de junio de 2009

¡Volvemos al ataque!

¿No parece increíble?
¡El blog no ha muerto xD!

Y es que, casi dos meses después, el blog de Crónicas de Laura Gallego vuelve al ataque, con los motores cargados al 100%.
¿Explicación? Bien, algo que muchos de vosotros comprenderéis: Avalancha masiva de exámenes finales a final de curso. Nada más estresante para los estudiantes como esa época del año. Al menos, para los que no quieren que les caigan demasiadas. O ninguna.
También, por otro lado, el blog estaba dando algunos problemas técnicos. Y es que, al parecer, por algún error se borró una cuarta parte de los códigos del blog.

¡Pero ahora, señoras y señores, CDLG vuelve, sin exámenes estresantes, ni códigos perdidos por algún lado!

Pronto volveremos a dar caña :). Hasta entonces, si fuiste una de las personas que se pusieron en contacto con nosotros vía e-mail para pertenecer al grupo de CDLG, ¡no tardaremos en contactaros!

¡Hasta la siguiente (y cercana) entrada!

martes, 21 de abril de 2009

¡Entrando en la torre!

¿Y por qué ese título?
Pues porque yo vengo a comentar Crónicas de la torre de principio a fin (o al menos intentarlo).
Así que, qué mejor que empezar con el resumen general, ¿no?

Resumen contraportada: La llamaron Dana y creció junto a sus hermanos y hermanas como una más. Nunca la trataron de forma especial y, sin embargo, todos podían ver que ella era diferente. Sigilosa como un gato, apenas hablaba. Hasta que conoció a Kai. Menos mal que no tuvo que separarse de él ni siquiera cuando llegó el maestro y la llevó a la torre, en pleno valle de los lobos...
Dedicatoria: Para Jack, el auténtico Kai.
Cita:
El amor es el único puente entre lo visible y lo invisible que todas las personas conocen.

No te preocupes en explicar emociones. Vive todo intensamente y guarda lo que sentiste como una dádiva de Dios.
Si crees que no vas a conseguir aguantar en un mundo donde vivir es más importante que entender, entonces desiste de la magia.

Tú nunca serás mía; y, por eso, te tendré para siempre.

Paulo Coelho, Brida



KAI, primer capítulo
Comenzamos situándonos en una granja. ¿Y qué hacemos ahí?
Nada más y nada menos que asistir al nacimiento de la protagonista de este libro, Dana.

Era una niña de profundos ojos azules y cuerpecillo diminuto y arrugado. Un único mechón de cabello negro adornaba una cabeza que parecía demasiado grande para ella.
—¿Qué pasa? —preguntó la madre, intuyendo que algo no marchaba bien—. ¿No está sana?
Ninguna de las tres prestaba atenión al hombre que acaba de entrar. La vieja se estremeció, pero se apresuró a tranquilizarla:
—La niña está bien.
Jamás contó a nadie lo que había visto en aquella mirada azul que se asomaba por primera vez al mundo.


¿Y qué os sugiere este nacimiento?
Seguidamente de este misterio avanzamos en el tiempo, llevándonos al encuentro entre Kai y ella, cuando ésta contaba con seis años de edad. A él nos lo presentan sentado sobre una valla, muy delgado, rubio y de ojos verdes. Después de saludarla y presentarse, nos cuenta cómo éstos llegan a ser grandes amigos, compañeros de mil aventuras. También nos informa de que Dana nunca le preguntó sobre él, ni de dónde venía, ni quién eran sus padres...
(Y digo yo: si estuvieseis haciendo vuestro trabajo, recoger frambuesas, y se os presenta un chico el cual no habéis visto nunca y que si tan siquiera habéis visto llegar, ¿no sentirías un poco de curiosidad acerca de él?)
Entonces, llegamos al primer enfado entre ellos.
Sucede cuando están los dos juntos en el establo. En ese momento, llegan la madre de Dana y su hermana.
Kai desaparece.
Los familiares de la pequeña le preguntan que con quién hablaba

—Con Kai —respondió ella, y se volvió hacia su amigo; pero descubrió con sorpresa que él ya no estaba allí.

Y no la creen.

Entonces Dana cayó en la cuenta de que, en todo aquel tiempo, nunca le había hablado a su familia de Kai, ni ellos le habían visto, porque siempre se presentaba cuando ella estaba sola.

(¡Demasiado bien debería de estar pasándoselo para no darse cuenta antes! xD)

Al día siguiente vuelven a encontrarse, ella de mala uva y él bien sonriente. Kai le pide perdón y le explica que nadie debe saber de él, la cosa se soluciona o, al menos, de momento.

Pero entonces, a los ocho años de Dana, vuelven a tener problemas.

El día se les pasa muy rápido y la pelinegra llega muy tarde a casa.

(Ya lo digo yo… ¡Muy bien se lo pasa, sí! xD)

Su madre, muy preocupada, la recibe con una, dos y hasta tres bofetadas en la cara. La chiquilla, mientras tanto, trata de explicarle que estaba con su amigo, Kai. Nuevamente, no la creen.

Ella sale disparada hacia la granja, donde se acurruca en una manta y comienza a sollozar. Su fiel amigo se presenta a contarle que tan sólo ella puede verle. En esos momentos Dana descubre, tras intentar tocarle, que no es en absoluto corpóreo.

(¿Y cómo os quedaríais vosotros?)




¿Y qué puedo decir?

Este capítulo me gustó bastante. La lectura me pareció ágil y entretenida.

Encontré a Dana, aunque está descrita como una persona seria y responsable, bastante inocente. Algo normal, debido a la edad que tiene.

A Kai le vi muy misterioso. Que siendo como es, tan incorpóreo..., no es de extrañar.

Les cogí cariño muy rápido. ^o^





martes, 14 de abril de 2009

¡Nueva miembro del equipo!

Publico está entrada para darle la bienvenida a Nekurita, la nueva integrante del grupo de Crónicas de Laura Gallego. ¡Bienvenida!^^
Estamos buscando todavía una persona más para el equipo, así que animaros y enviar un correo a cronicasdelauragallego@gmail.com. ¡Os esperamos!

sábado, 11 de abril de 2009

Empezando; Alas de Fuego, capítulo I

¡Hola a todo el mundo!
Con esta entrada empezamos oficialmente con el blog de Crónicas de Laura Gallego ^^ . Antes de eso, quiero dar la bienvenida a las dos nuevas integrantes del grupo, Yuliss y Lau. Aún así, seguimos buscando gente, de modo que animaros a enviar un correo a cronicasdelauragallego@gmail.com.
El primer libro con el que empezaré será Alas de Fuego, aprovechando no sólo la salida de su continuación el 14 de Abril, sino también que es el libro que estoy empezando a leer actualmente. Para la gente que todavía no lo ha leído y no quiere spoilers, no os preocupéis, Yuliss y Lau se van a encargar de comentar otros libros, que seguramente alguno de los dos sí que habréis leído.
Pues bueno, ¡vamos allá!

El libro empieza con una cita de Paulo Coelho, de Manual del guerrero de la luz. La cita dice lo siguiente:

El guerrerro de la luz, sin querer,
da un paso en falso y se hunde en el abismo.
Los fantasmas lo asustan, la soledad lo atormenta.
Como había buscado el Buen Combate,
no pensaba que esto pudiera sucederle a él; pero sucedió.
Rodeado de oscuridad, se comunica con su maestro:
-Maestro, caí en el abismo -dice-.
las aguas son hondas y oscuras.
- Recuerda esto -dice el maestro-.
Lo que ahoga a alguien no es la inmersión,
sino el hecho de permanecer bajo el agua.
Y el guerrero usa sus fuerzas
para salir de la situación en la que se encuentra.
Bien, pues no sé a vosotros, pero la cita a mí ya me dice bastante sobre el libro, si contamos lo que podemos leer en la contraportada: La reina Marla, de sólo diecisiete años, es la soberana de una nación resplandeciente. Ahriel, un ángel femenino, está a su lado desde que nació, con la misión de guiarla y protegerla, y de guardar el equilibrio en los reinos humanos. Pero cuando descubre una conspiración para iniciar una sangrienta guerra, Ahriel es traicionada y encerrada, con las alas inutilizadas, en la espantosa prisión de Gorlián, un mundo primitivo, salvaje y brutal, de donde nadie ha logrado escapar jamás.
Vamos, que más claro agua.

El libro empieza contándonos que la reina Marla está mirando desde el balcón como su ángel, (he aquí Ahriel) estaba luchando en el patio de abajo, cuando se le acercan y le dicen que alguien ha asesinado al conde Aren (que luego nos enteraremos de quien es este conde). Luego nos cuentan que Marla es la reina de una nación resplandeciente, como ya mencionan en la contraportada y que está rodeada de reyes ambiciosos que desean ampliar su terreno.

Nos siguen contando algunas cosas más, hasta que nos describen lo que está sucediendo en el patio de abajo. En resumen: que Ahriel está peleando con un famoso luchador bárbaro que se pasó de chuleta estando borracho (a continuación tendréis, chicos y chicas, un ejemplo de qué os puede pasar si os pasáis de listos llevando algunas copas de más encima) y dijo que podía derrotar al ángel de Marla.

En fin, que a Ahriel no le hace mucha gracia luchar contra nadie en público (y a ver quien es el guapo o guapa que se atreve a decir que es porque no tiene fuerza o no sabe pelear...) pero como la reina Marla se lo pide, allí está ella, enfrentando al chulo que ha dicho que podría derrotarla.

Después el bárbaro, no contento con haberse pasado de listo estando borracho y haberse metido en uno de los líos más grandes de su vida, decide que vacilar a Ahriel en pleno combate es buena idea (lo que nos da alguna pista más sobre hasta donde llega la inteligencia de este bárbaro), de modo que nuestro ángel protagonista, sin perder la compostura, le da la mayor paliza de su vida, dejándolo bastante mal delante de todo el mundo, y encima arruinando su carrera. Así que, ya sabéis, si no queréis quedar como unos tontos y encima perder vuestra buena reputación, no os metáis con un ángel.

En fin, que deja al bárbaro totalmente acabado, y al terminar la batalla sube volado hasta el balcón donde se encuentra la reina Marla, esta la felicita y le dice que se pase luego a verla.
Luego nos enteramos de qué hace Ahriel en el reino de Marla, y es que resulta que cuando Marla nació, Ahriel apareció en palacio (pensamiento interno: ¿Qué harías si el día del nacimiento de tu hija se te aparece así como así un ángel en tu casa?) solicitando ver al rey Briand, el padre de la criatura recién nacida, y aunque nadie se enteró de lo que hablaron Ahriel y Briand en su reunión, desde entonces el ángel se había quedado al lado de Marla para protegerla y servirla fielmente, de modo que Marla creció al abrigo de Ahriel (quien pudiera tener algo de eso).

Seguidamente nos enteramos también de que el conde Aren era el embajador del reino de Saria, y había sido asesinado con un puñal de alguien de la nobleza mientras regresaba a Saria con el propósito de ofrecer al rey la propuesta de alianza enviada por Marla. Y no sólo eso, sino que el conde Aren había sido asesinado con un puñal de la nobleza forjado en Karishia, la capital del reino. De modo que hay alguien por ahí suelto que está intentando culpar a Marla y a su reino del asesinato del pobre hombre, dejando el riesgo casi seguro de que se les declare la guerra. Vaya con la gracia de quien haya hecho desaparecer al conde.

Así que Marla envía a Ahriel a hacer pesquisas sobre quién es el gracioso que intenta provocar una guerra, y que según creen Marla y Ahriel, tiene que ser alguien muy, pero que muy cercano a Marla. Al leer esto, y os lo digo en serio, pensé que algún simpático del libro tendría la boca tan grande de acusar a Ahriel del asesinato del Conde. No me preguntéis por qué, ya que ahora que vuelvo a pensar en ello, ni siquiera tiene sentido. En fin, sigamos.

Ahriel se va a buscar a Kab, que es el capitán de la guardia, y lo encuentra en las caballerizas. Nos cuentan que es un hombre bastante astuto, y que había luchado por Karish en mil batallas, y que su fidelidad hacia Karish y sus gobernantes era indiscutible. Toma ya. La reina Marla tiene de todo, aunque claro, para algo es reina. Siguiendo con el tema, Ahriel le cuenta a Kab la situación, y le pregunta si tiene alguna idea sobre quién podría ser el espía que se dedica a matar condes y ataca a los mercaderes sarianos en tierras de la reina Marla, y este tras pensarlo unos segundos, concluye que un joven bardo, que encima es sariano, podría ser una buena posibilidad.

De modo que Ahriel se pasa varios días vigilándole, y se había fijado en el comportamiento furtivo del joven bardo, así que lo único que le quedaba a nuestro ángel por hacer era tener un cebo con el que cazar al sospechoso sariano.

El cebo consiste en que Ahriel prepara una falsa reunión con la reina y se asegura de que nuestro sospechoso se entere de eso, y mientras la reunión con la reina se está llevando a cabo, descubren al joven cotilla detrás de uno de los tapices, empapándose de todo de lo que hablaban Marla y Ahriel. Y claro, el joven bardo, Kendal, echa a correr por el pasadizo en el que se escondía. Ahriel lo persigue, aunque sabe que el sariano no puede escapar ya que Kab, el capitán de la guardia, lo está esperando a la otra parte del pasadizo. Vaya jugadita te han montado, pensé al leer esto. Aquí tenéis otro ejemplo sobre por qué no es bueno ser un cotilla compulsivo, asesino de condes y para rematar el historial, asaltante de mercaderes. Si alguien ha pensado alguna vez en dedicarse a eso en el futuro, os recomiendo que os busquéis un plan nuevo.

En fin, que cuando Ahriel se topa con Kab y el bardo no aparece ni con Ahriel ni con el capitán, se dan cuenta de que en el pasadizo había una encrucijada, de modo que Kab se va por el de la derecha y el ángel por el de la izquierda. Ahriel se encuentra con Kendal al final del túnel, de modo que el sariano había caído en la trampa tendida y es capturado.
Ahriel lo lleva de vuelta al corredor principal, y cuando Kendal oye de que Ahriel da por sentado que él es el asesino del conde Aren, el chico alucina en colores, diciendo que él no había matado a nadie, y menos al conde Aren, que era su amigo. A mí eso al principio me sonó bastante a la típica excusa, pero lo que no me terminó de gustar es la frase que le suelta el bardo a Ahriel: Tú no puedes estar de su parte, ¿verdad? A ti también te ha engañado. ¿¡A ti también te ha engañado!? Este chico está mal del riego o se está inventando todo eso para parecer menos culpable, una de dos. Ahriel manda callar al chico, que sigue intentando justificar su inocencia, y dice algo que me parece bastante obvio y me empieza a hacer pensar que este chico es inocente: Saria no desea la guerra [...] Nadie se atrevería a atacar a un país cuya reina está protegida por los ángeles. Lo cual, si lo pensamos, es cierto. Al menos yo no me atrevería a hacerlo. Acordaros del bárbaro listillo que había sido machacado por Ahriel días atrás. No digo más.

Bueno, pues Kab encuentra a Ahriel y Kendal, y cuando el joven sariano ve la silueta de Kab, se deja llevar por el miedo y se revuelve en un intento vano de escaparse, pero el chico se pone hasta a temblar, lo que me da todavía más mal rollo. Un asesino de condes no tiembla cuando lo cazan. Al menos, no normalmente.
El chico vuelve a soltar una frase a Ahriel que me empieza a dar ya más mal royo: Por favor, señora, tiene que creerme... Te ha mentido. ¡Lleva años moviendo hilos para apoderarse del reino de Saria! Kab se hace con Kendal y lo aparta con brutalidad de Ahriel, mandándolo callar y diciéndole a Ahriel que él se hará cargo del bardo.

El capitán se lleva a Kendal, quien se debate con todas sus fuerzas, hacia las mazmorras. Antes de que desaparezcan Kendal vuelve a gritar en un último intento desesperado: ¡Señora! ¡¡¡El capitán asesinó al conde!!! Vale. Ahí, sinceramente, yo ya he considerado la versión del chico cotilla bastante buena y me la he creído, sobretodo cuando Ahriel menciona que el capitán le dirije una mirada rara que le produce una extraña inquietud. Vamos, que nos dejan claro lo siguiente: El capitán Kab es quien ha metido bajo tierra al conde Aren, con el próposito de, según nos dice Kendal, apoderarse del reino de Saria, y ha culpado al pobre bardo con la excusa de que era sariano. Cuando se desencadene una guerra contra Saria, Karish gana la guerra y Kab, al ser capitán de la guardia, le pide a la reina Marla que ponga Saria a su cargo. Hala. Ahí tenéis una idea sobre cómo traicionar a tu propio país sin que nadie se de cuenta y encima tener otro país como regalo. Aunque no os recomiendo que lo probéis.

Pues hala, hasta aquí llega el primer capítulo de Alas de Fuego. Espero que os haya gustado.
¡Nos leemos en la próxima entrada!

viernes, 10 de abril de 2009

Bienvenid@s a Crónicas de Laura Gallego

Bienvenidos y bienvenidas a Crónicas de Laura Gallego.

Primero qué nada, ¿qué demonios es esto? os estaréis preguntando. Pues bien, esto es Crónicas de Laura Gallego (CDLG), un blog creado por y para fans de esta magnífica autora.

Más que otra cosa, este blog está creado con la idea de ir comentando los libros de Laura Gallego capítulo por capítulo. Aún así, cabe la posibilidad de que colemos por ahí algunas cosillas que no sean sobre comentar los libros.

Antes de nada, queremos dejar claro que lo que escribiremos aquí serán nuestras opiniones, y que esas opiniones no llevan la mínima intención de ofender a nadie. ¡Vosotros mismos sois también libres de dejar vuestras opiniones en los comentarios!

Mientras tanto aprovecho para anunciar que ¡estamos buscando más gente que se una al equipo de Crónicas de Laura Gallego! Si te gusta esta autora, sus libros, tienes tiempo libre y encima te encanta comentar con la gente lo que lees (o conoces a alguien así)... ¿¡A qué esperas a unirte al equipo de CDLG!? ¡Envíanos un email a cronicasdelauragallego@gmail.com y puede que seas el/la próxim@ miembr@ del equipo!

¡Pronto empezaremos a comentar el primer libro del blog, estad atento/as!